ACUÉRDATE DE TU CREADOR
Recordar a nuestro Creador nos ayuda a guardar nuestros corazones y experimentar la victoria espiritual.
9 Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios.
10 Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad.
12:1 Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento;
2 antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia; — Eclesiastés 11:9–12:2 (RVR60)
Shinkil Seo, Ph. D. | 3 de junio 2022
Había un pastor, a quien mientras estaba ministrando en Corea, una mujer de la iglesia le confesó: «Antes de creer en Jesús, yo golpeé la cabeza de mi hijastro chiquito. El médico lo examinó y fue revelado que el golpe abrió […] su cráneo, y finalmente el niño chiquito murió». ¡Qué desdicha! ¿Qué fue lo que ocasionó este terrible resultado?
Quita y aparta el enojo y el mal de tu corazón
Según el pasaje de Eclesiastés, la mujer de la iglesia coreana no controló, no supo y no recordó. En primer lugar, ella no controló su enojo. En otras palabras, no siguió el imperativo, es decir, la orden de “quita[r]” y “aparta[r]” del versículo 10: «Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad». Por tanto, dado que no controló su enojo, dejó que Satanás ocupara y reinara en su corazón, lugar que engendra «malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las maldades […]» (Marcos 7:21-22) y esto produjo un resultado terriblemente fatal, la muerte de su hijastro. Por tanto, es importante que cada uno controle su enojo y se aparte del mal.
Dios, quien juzgará cada obra y cada palabra
En segundo lugar, la mujer no supo que Dios juzgaría cada palabra y cada obra. El versículo 9 del pasaje dice: «Alégrate, joven, [...] anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios». Hoy en día, muchos hombres no están interesados en saber sobre el juicio de Dios. Por lo tanto, no tienen miedo al juicio de Dios y viven cometiendo muchos pecados como la fornicación, el adulterio, el engaño, y el asesinato.
Sin embargo, es claro que Dios juzgará a todos en el día del Juicio Final; juzgará a cada uno según sea cada una de sus palabras y obras. Gálatas 6:7-8a, por ejemplo, dice: «No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción [...]». Mateo 12:36 también dice: «Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio». Esta es la razón por la cual cada uno debe tener mucho cuidado y saber que Dios ciertamente juzgará todas nuestras palabras y obras.
Job y los frutos de recordar
Finalmente, todo esto ocurrió porque la mujer no recordó a su Creador. El versículo 12 del pasaje dice: «Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud [...]». Siendo nosotros criaturas de Dios, la Palabra de Dios nos manda siempre acordarnos de nuestro Creador. Esto es debido a que esto nos ayudará a tomar el camino de la victoria espiritual. Job, por ejemplo, cuando perdió al mismo tiempo a sus diez hijos, él no pecó. Más bien dijo: «Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito». Es decir, en tiempos de dificultad física y mental, Job se acordó del Señor para superar sus dificultades. Por tanto, es importante que nosotros también nos acordemos de Dios, nuestro Creador cuando nos enfrentemos a dificultades físicas, mentales y espirituales.
Así como Job, recordemos a nuestro Dios y Creador para que podamos controlar nuestros corazones del mal y disfrutar la victoria espiritual. Así como Job, caminemos el camino de la victoria espiritual para así ser reconocidos por Dios, quien no solo juzga cada palabra y obra de todo ser humano sino que también nos llama a controlar nuestro enojo y apartarnos de todo mal. Como Salmo 100:3-5 dice: «Reconoced que Jehová es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado. Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre. Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, Y su verdad por todas las generaciones». Amén.
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