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COMIDA DE PALABRAS

Nuestras palabras siempre deben ser un alimento para el corazón que produce vida a través del Espíritu Santo.

24 APanal de miel son las palabras agradables, Dulces al alma y salud para los huesos. — Proverbios 16:24 (NBLA)

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Samuel E. Seo, Th. M.  |  17 de marzo 2023

El presidente de Turquía vive en el palacio presidencial que cuesta $600 millones de dólares y contiene más de 1000 habitaciones. Una de estas habitaciones es un laboratorio que contiene un equipo de cinco científicos que trabaja 14 horas al día para hacer solo una cosa—asegurarse que ninguna comida que come el presidente tenga veneno. Es simplemente usado para prevenir intentos de asesinato contra el presidente (“In Turkey, Testing the President’s Food Not for Taste, but for Poison”, NY Times, 4 de marzo 2015).


La mayoría de nosotros no vivimos con este nivel de paranoia o preocupación cuando compramos ingredientes de un mercado o cuando salimos a comer a un restaurante. Pero, sí nos preocupamos un poco cuando encontramos una cucaracha metida en el arroz o encontramos que la comida pasó la fecha de vencimiento. ¿Por qué? Porque no queremos enfermarnos por comer algo malo. Queremos evitar la intoxicación alimentaria en todo momento.

La relación de las palabras y la comida
Es interesante ver cómo la Escritura asocia a las palabras en términos alimenticios. Por ejemplo, Proverbios 16:24 dice: Panal de miel son las palabras agradables, Dulces al alma y salud para los huesos (NBLA). ¿Por qué el rey Salomón, en su sabiduría profunda, asocia las palabras que habla una persona con la comida y su sabor? Un punto de vista  puede ser el que dice Job 12:11. El oído pone a prueba las palabras que oye igual que la boca distingue los sabores (NTV). Es decir, las palabras comunicadas son como la comida que el oído saborea y alimenta el corazón, así como la comida que la boca saborea y llena el estómago. Esta imagen metafórica muestra tres cosas sobre el poder y el peligro de nuestras palabras y de cómo deberíamos usarlas como cristianos.


Primero, nuestras palabras pueden alimentar o envenenar el corazón del otro. La comida puede servir como provisión de nutrientes o como un veneno que intoxica y mata, y lo mismo ocurre con las palabras que usamos cada día. Podemos comunicar palabras que alimentan o envenenan el corazón de otra persona. Podemos decir palabras que animan o deprimen, alegran o entristecen, consuelan o preocupan, o fortalecen o debilitan el corazón del otro. Las palabras son tan poderosas que literalmente son capaces de producir la muerte. Proverbios 12:18 dice: Algunas personas hacen comentarios hirientes, pero las palabras del sabio traen alivio (NTV).


Segundo, nuestras palabras invasivamente afectan el corazón del otro. Cuando alguien nos ofrece comida, tenemos la decisión de probarla o no. Sin embargo, cuando alguien habla, no tenemos la opción de no escuchar lo que acabamos de escuchar. Esas palabras invasivamente afectan nuestros corazones a pesar de que eran palabras que no queríamos escuchar. Por estas razones, varios textos bíblicos muestran el peligro de hablar sin pensar. Proverbios 10:19 dice: En las muchas palabras, la transgresión es inevitable, Pero el que refrena sus labios es prudente (NBLA; Proverbios 29:20 también dice: Hay más esperanza para un necio que para la persona que habla sin pensar [NTV]).


Tercero, como discípulos de Cristo, nuestras palabras deben alimentar el corazón y producir vida espiritual. Es interesante ver que Jesús se describe a Sí mismo como comida y también como palabra. En Juan 6:35, Jesús dice: Yo soy el pan de la vida; el que viene a Mí no tendrá hambre, y el que cree en Mí nunca tendrá sed (NBLA). También, en Juan 6:54-55, Jesús dice: El que come Mi carne y bebe Mi sangre, tiene vida eterna, y Yo lo resucitaré en el día final. Porque Mi carne es verdadera comida, y Mi sangre es verdadera bebida (NBLA). Y en Juan 1, nos enseña que Jesús es la Palabra encarnada. Juan 1:1 dice: En el principio la Palabra ya existía. La Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios (NTV). Juan  1:14 dice: Entonces la Palabra se hizo hombre y vino a vivir entre nosotros. Estaba lleno de fidelidad y amor inagotable. Y hemos visto su gloria, la gloria del único Hijo del Padre (NTV). Entonces, si aceptamos la Palabra encarnada, Jesucristo, el Pan de vida que produce vida eterna en nosotros, comunicar palabras que producen vida espiritual debería ser normal para nosotros, Sus discípulos.

Conclusión
¿Eres una persona que habla palabras que alimenta el corazón, o eres una persona que habla palabras que envenenan y destruyen el corazón? ¿Eres una persona que produce una comida de vida, o una persona que produce un vómito venenoso que envenena a las personas a tu alrededor? ¿Qué tipo de palabras dices sobre los hermanos y hermanas de la iglesia? ¿Qué tipo de palabras dices a tu padre o madre, a tu hermano o hermana, a tu hijo o hija, a tu esposo o esposa, a tu amigo o amiga? Si eres un cristiano, tus palabras siempre deben ser un alimento que produce vida a través del Espíritu Santo que obra dentro de ti. Amén.

Copyright © 2023 por Samuel E. Seo.

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