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¿CÓMO HACER MORIR LOS DESEOS CARNALES?

Confía en lo que Jesús ha cumplido en la cruz y no en tus propios esfuerzos.

5 Por tanto, considerad los miembros de vuestro cuerpo terrenal como muertos a la fornicación, la impureza, las pasiones, los malos deseos y la avaricia, que es idolatría. — Colosenses 3:5 (LBLA)

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Daniel E. Seo, Th. M., MABC  |  19 de mayo 2020

En 1944, George Stinney, un joven afroamericano de 14 años, fue condenado por asesinar a dos niñas blancas de 7 y 11 años. Fue sentenciado a muerte y ejecutado en una silla eléctrica en junio de ese año. Pero después de unos años, se reveló que fue un juicio injusto. George Stinney, no era culpable.

La muerte, aunque sea por razones justas o injustas, nunca es agradable. Ver a alguien muerto no es agradable. La primera vez que vi a alguien sin vida fue cuando era un niño pequeño. Y al ver a esta persona muerta, tuve expectativas de que esta persona iba a respirar de nuevo, de que iba a abrir sus ojos, sonreír y hablar. Pero cuando no se cumplieron estas expectativas, esa experiencia se convirtió en algo muy oscuro y desagradable. 

La muerte que es provechosa

La muerte es desagradable. No hay nada bonito en la muerte. Pero hay un tipo de muerte que sí es buena y que se encuentra en la Biblia. Para ver sobre esta muerte que es provechosa para nosotros, revisa conmigo Colosenses 3:5 donde Pablo dice: “5 Por tanto, considerad los miembros de vuestro cuerpo terrenal como muertos a la fornicación, la impureza, las pasiones, los malos deseos y la avaricia, que es idolatría”. En este versículo, Pablo nos dice que debemos hacer morir las obras de la carne. Pero ¿cómo podemos lograr esto? ¿Será que se debe conseguir un arma espiritual y hacer morir cada deseo carnal que surge? ¿Será que debemos despertarnos cada mañana, coger un pecado específico como la impureza sexual y golpearlo hacia abajo para que esa impureza se muera dentro de nosotros? Todos sabemos que este tipo de metodología no es factible con nuestros esfuerzos e intentos. Para algunos de nosotros, al hacer estas cosas con nuestros esfuerzos, las inclinaciones del pecado han regresado de una manera aún más fuerte. En otras palabras, muchos de nosotros sabemos que debemos morir a estos deseos pecaminosos, pero realmente no sabemos qué pasos tomar para detenerlos.

Una confianza adecuada

Entonces, para ver exactamente cómo podemos hacer morir todo esto que Pablo menciona, hay dos cosas que debemos tener en cuenta de acuerdo con este versículo. Aquí, Pablo nos manda a considerar los miembros de nuestros cuerpos terrenales como muertos. Esto, en otras palabras, tiene el significado de “exterminar completamente esa actividad pecaminosa hasta que ese pecado no tenga influencia sobre sus vidas. Maten esas cosas en sus vidas”. Pero, nosotros no podemos hacer esto con nuestras fuerzas. La Biblia dice que no podemos detener estas cosas por nuestra propia cuenta. Por eso, en el párrafo anterior en los versículos 1-4, Pablo dice lo siguiente: “Si habéis, pues, resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 2 Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. 3 Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. 4 Cuando Cristo, nuestra vida, sea manifestado, entonces vosotros también seréis manifestados con Él en gloria”. En otras palabras, Pablo nos muestra que nuestra habilidad para hacer morir estas cosas solo puede provenir del empoderamiento del Espíritu Santo, el cual se obtiene a través de la muerte y resurrección espiritual que trae la salvación. Por medio de esta relación con Él, nuestra habilidad de hacer morir las obras de la carne es posible. Romanos 6:4 dice: “4 Por tanto, hemos sido sepultados con Él por medio del bautismo para muerte, a fin de que como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida”. ¿Cómo puedo empezar a hacer morir mis deseos carnales? Podemos hacer morir nuestros deseos carnales confiando en lo que Jesús ha cumplido en la cruz al morir por estas cosas, y no confiando en nuestros propios esfuerzos.

  

Una adoración distorsionada

Al escuchar todo esto, algunos de ustedes tal vez dicen: “Pero yo soy salvo y todavía caigo en estas categorías de pecado que Pablo menciona”. Si tú dices esto, una de las razones por las que sigues cayendo en estos pecados es porque piensas que esos ciertos pecados que cometes siempre te van a traer algún tipo de promesa atada en ellos. El pecado siempre promete una satisfacción más duradera, un placer más profundo de lo que Dios puede ofrecer. En otras palabras, el pecado siempre promete un placer y satisfacción más grande que Dios. Y si tú llegas a creer esta mentira, vas a seguir regresando a estos pecados carnales que debes hacer morir.

 

Podemos ver esto en Génesis 3 cuando Satanás tentó a Eva. Él le prometió a ella algo que tenía mucho más placer y satisfacción que Dios, y en ese momento, cuando Eva cayó en la tentación y comió del fruto, nació el pecado. Ella pensó que había un mayor placer y una satisfacción más grande en el fruto que en Dios, y cuando ella comió el fruto, ese placer y esa satisfacción se vistieron de vergüenza y lamento.

Debes hacerte las siguientes preguntas:  Durante esta cuarentena, ¿estás buscando otros placeres y satisfacción fuera de lo que puedes encontrar en Dios? Encerrado en tu casa, ¿buscas más placer y satisfacción en la tecnología, en tu celular o televisión? ¿Buscas más placer y satisfacción en otras cosas por encima de la presencia de Dios? ¿Cuándo fue la última vez que te sentaste a los pies de Cristo porque lo amas y sin obligación? ¿Cuándo fue la última vez que le dijiste que lo amas? ¿Cuál es ese pecado en el cual estás cayendo una y otra vez?

Si te pones defensivo/a sobre tu pecado al escuchar todo esto, y dices: “No, pues todo el mundo lo hace, estoy aburrido entonces estoy conectado en mi celular por tantas horas, en este programa tantas horas, estoy aprovechando estas vacaciones”, las excusas pueden seguir y seguir. Pero si estás haciendo excusas y defendiendo tu pecado, ese pecado en este momento está más vivo que Dios. No estás haciendo morir esas cosas, más bien, les estás dando de comer. Le estás dando de comer a tu ídolo, a tu dios falso. Digo dios falso porque en el versículo 5 Pablo pone la lista en un orden en el que describe las acciones pecaminosas primero y luego menciona la motivación de donde nacen estas acciones. “Por tanto, considerad los miembros de vuestro cuerpo terrenal como muertos a la fornicación, la impureza, las pasiones, los malos deseos y la avaricia, que es idolatría”.  ¿Con qué palabra termina el versículo 5? “Avaricia”. Avaricia es el deseo de tener lo que no es tuyo o el deseo de tener más y más (el ejemplo principal de esto es cuando Eva codició el fruto prohibido, tenía avaricia en su corazón). Y Pablo llama a esta idea de avaricia “idolatría”. Entonces, si tus acciones están puestas en diferentes placeres y satisfacciones, tienes una adoración distorsionada. En otras palabras, estás adorando otras cosas que no son de Dios. Estas buscando más placer y satisfacción en otras cosas que no son de Dios.

¿En dónde está tu placer y satisfacción?

Si estás caminando en este camino —o sigues en este camino durante la cuarentena— como Eva, no podrás hacer morir las obras de la carne al ver cosas que Dios prohíbe, desear las cosas que Dios prohíbe, y querer más y más de esas cosas que Dios prohíbe. Si caes más y más en la avaricia que trae la idolatría, tu corazón comenzará a adorar a otros dioses que prometen placeres y satisfacción falsificados que no te traen ningún tipo de esperanza. Para ponerlo simple: Si vives con un ídolo en tu corazón, no podrás hacer morir estas cosas carnales por medio del empoderamiento del Espíritu Santo.

Para resumir, no olvides que el primer paso para poder hacer morir los deseos carnales, proviene del empoderamiento del Espíritu Santo que se puede obtener a través de la muerte y resurrección espiritual que trae la salvación. En segundo lugar, si eres salvo y declaras que eres un cristiano, tu habilidad para morir al pecado proviene de tu cooperación al Espíritu Santo, rechazando la mentira que dice que los placeres y las satisfacciones que se encuentran en este mundo son superiores a lo que Dios puede darte. ¿Quieres hacer morir las obras de la carne? Pon tu fe en Él. Hay una necesidad de depender y confiar en Él. Luego, pon tu mira en las cosas de arriba durante esta cuarentena (Colosenses 3:2). Porque cuando pones tu corazón en lo que Él es y lo que Él ha hecho por ti, encontrarás un mayor placer y satisfacción en Cristo quien te ayudará a deshacerte de los ídolos de tu corazón.

Copyright © 2020 por Daniel E. Seo. 

A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas han sido tomadas de la versión LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA), Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.lbla.com.

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