CUANDO LA PREOCUPACIÓN DOMINA
Una oración que tiene petición y gratitud genuina apagará los fuegos de la preocupación
Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. 7Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús. — Filipenses 4:6-7 (LBLA)
Daniel E. Seo, Th. M., MABC | 4 de febrero 2020
Nunca olvidaré el día cuando miré el sobrecito que llegó del gobierno diciendo que yo debía 700 dólares del impuesto anual. Recuerdo mirando eso, y al mismo tiempo, viendo la pantalla de mi computador con el número “50”. 50 dólares era todo lo que tenía para mi nueva familia y yo. Después de leer esa carta, miré al lado y vi más sobres que habían llegado que decían que estaba atrasado en mis pagos de celular, agua y electricidad. Es en esos momentos cuando la preocupación de la vida viene como una tormenta y como un viento imparable. ¿Cómo voy a pagar esto? ¿Cómo voy a sostener a mi familia? Aquí es donde nacen las preocupaciones.
¿La preocupación ha marcado tu vida de alguna forma? Tal vez puede ser algo pequeño o quizá es algo grande. Tal vez has estado despierto en medio de la noche pensando sobre asuntos financieros, tu futuro, un hombre o una mujer, los estudios, si vas a pasar la prueba… la lista sigue. Estas cosas te han dejado despierto toda la noche y llegas al trabajo con 10 arrugas debajo de tus ojos. Sin importar lo que sea esa preocupación, no estás solo. En los Estados Unidos, la mayoría de las personas que venían a mí para ser aconsejados bíblicamente era porque tenían preocupación en sus vidas. Todos nosotros sabemos la lucha por no preocuparnos, aunque sabemos que Dios es soberano y sostiene nuestra vida.
Egocentrismo y control
La realidad de la preocupación es que cuando domina tu corazón, puede hacerte pensar en diferentes pecados que surgen de la ausencia de fe en Dios, que luego, te mueven a actuar en lo que estás pensando. También, si la preocupación sigue dominando tu corazón, esa preocupación te va a dirigir en una manera en la que actuarás negativamente con quienes te rodean. La preocupación social porque la gente te apruebe te puede motivar a comprometerte en lugares que no debes comprometerte, y motivarte a comprar cosas que no debes comprar. La preocupación por el dinero puede hacerte comprometer en la manera en cómo das en la iglesia o cómo gastas tu tiempo. La preocupación de estar solo/sola te puede mover a estar en una relación que no es saludable y luego salir con arrepentimientos. La preocupación es una parte de nuestra naturaleza.
Jinwoo, mi hijo, cuando tenía 4 añitos ya se preocupaba por muchas cosas, y esas cosas eran absurdas. A él le gustaba tomar su agüita de su botellita, y al acostarse, cuando yo ponía la botella en la mesa de noche, sus ojos se ponían rojos y casi cada noche hacía la misma pregunta: “¿Si no puedo tomar agua ahorita, la puedo tomar mañana?”. Cuando le afirmaba que claro que sí, y a la misma vez le preguntaba por qué se preocupaba por eso, su respuesta era: “Porque estoy preocupado de que voy a tener sed”. En ese momento, si observas lo que dice mi hijo, él no estaba pensando en nadie más, sino solo en sí mismo. De la misma manera la preocupación tiene que ver con el egocentrismo y el control. Es un gran enfoque en uno mismo, en cómo uno no puede controlar la situación. La preocupación te puede motivar, y también, al mismo tiempo, hacer que no aceptes la Palabra de Dios. Marcos 4:19 dice: “pero las preocupaciones del mundo, y el engaño de las riquezas, y los deseos de las demás cosas entran y ahogan la palabra, y se vuelve estéril”.
No te preocupes por nada
Todos queremos vivir sintiendo la paz de Cristo, pero la preocupación nos roba esto. Interesantemente, los dos versículos que veremos a continuación nos muestran cómo podemos tener una promesa de Dios en medio de nuestras preocupaciones como hijos e hijas de Dios. Así que miremos exactamente qué debemos hacer. Filipenses 4:6 empieza diciendo: “Por nada estéis afanosos”. Pablo, antes de comenzar a enseñarnos qué debemos hacer en medio de la preocupación, nos dice: “No te preocupes por nada. Deja de preocuparte. No tengas nada que ver con la ansiedad”. Preguntarías, ¿absolutamente nada? Pablo responde, “nada.” Pablo está diciendo: “Deja de pensar por costumbre y seguidamente en las cosas que te hacen preocupar. Para de vivir en preocupación y no te preocupes por nada. Deja de obsesionarte con esas cosas que tienes en tu mente. ¡Esto es un mandamiento!”. Ante este tipo de mandato existe la necesidad de ser responsables. No es simplemente decir: “Voy a dejar mis estudios y trabajo porque quiero dejar de preocuparme”. Debemos ser responsables, pero sin preocupaciones.
En aquel tiempo, los receptores de esta carta tenían todo el derecho de preocuparse. Los cristianos estaban siendo asesinados y quemados en postes de madera para que las calles pudieran ser alumbradas en la noche. Al mismo tiempo, el líder de estos cristianos, Pablo, ¡estaba en la cárcel! Ellos estaban preocupados por sus vidas y por el bienestar de la iglesia. A esto, Pablo dijo: “Hermanos y hermanas, no se preocupen por nada”. Pensemos cuidadosamente. Digamos que, en donde estás, hay alguien que está determinado a matar todos los cristianos. Cada día te enteras de que un miembro de tu iglesia está muriendo. Ahora, quieren matar a un miembro de una familia que es un cristiano. Al escuchar este tipo de palabras que causaría tantos problemas, qué pensarías si te dijera: “No te preocupes por absolutamente nada”. Tal vez responderías preguntándome si tengo una mente sana. Aun así, esto es lo que está diciendo Pablo, “Aunque enfrentes esas cosas, no te preocupes por nada”. Pero la buena noticia es que no nos deja aquí. Pablo continúa y nos enseña a todos nosotros cómo podemos tener la promesa de paz en medio de la preocupación. Pablo nos dice que hagamos algo que ya sabemos, pero que no hacemos muchas veces en medio de la preocupación. Esto es orar.
Crea espacio para hablar con Dios orando
Mira el versículo 6: “antes bien, en todo, mediante oración…”. Lo que dice Pablo es muy directo: Debemos crear espacio para hablar con Dios. Él dice que debemos ser personas que hablan con Dios sobre todo lo que estamos pensando y lo que está pasando en nuestras vidas. Es decir, hay una necesidad de crear un espacio donde tengamos esos momentos a solas con Dios. Muchas veces, la primera excusa que escucho cuando le digo a la gente que tiene que hacer esto es: “Es que estoy demasiado ocupado para orar pastor”. Martín Lutero, un teólogo famoso dijo esto: “Tengo tantas cosas que hacer que debo invertir las primeras tres horas en oración’’. Esto es exactamente lo opuesto de cómo muchos de nosotros abordamos nuestra preocupación y la oración. Somos individuos que estamos demasiado ocupados para orar, que, con el tiempo, estamos atrapados en nuestras fuerzas y la corriente de la vida, que pensamos que podemos controlar toda nuestra situación y que no necesitamos orar.
En la vida militar, hay un dicho que dice: “Despacio es suave y suave es rápido”. Si alguien está de prisa y quiere cargar la pistola va a temblar y no va a pegar en el objetivo, sino que le va a disparar a su compañero. Si no hacen las cosas despacio y suave, ellos van a ser inefectivos. Es mejor ir despacio y suave, porque siendo suave, uno puede hacer las cosas más rápido. Pero la verdad es que somos personas que corren tan rápido en la vida que parecemos un pulpo en patines. No progresamos. Es por esto que hay una necesidad de crear espacios para hablar con Dios en medio de todo lo que está pasando en nuestras vidas.
Crea espacio para hablar con Dios suplicando
Incluso, en medio de la oración, Dios nos da el privilegio de traer las súplicas y peticiones ante Él. Tenemos la oportunidad de llevar nuestra preocupación para que se conecte con la paz que Dios puede proveer. Para mostrar esto, Pablo dice que mediante la oración (conversación con Dios), hagamos conocer nuestras súplicas y peticiones a Dios: “mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios”. Así que, para tener una paz en Cristo en medio de las preocupaciones debemos hacer lo siguiente: Debemos llevar nuestras súplicas y peticiones a Dios.
Muchos de nosotros, si somos honestos, hablamos sobre nuestras peticiones y súplicas a otras personas en vez de a Dios. Tomamos consejos del mundo o personas que no conocen la Palabra muy bien en vez de ir a Dios y empezamos a tomar consejos malos. Pero mira lo que dice en 1 Pedro 5:7 “echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros”. Esta palabra “echando” en 1 Pedro 5:7 es como tirar o poner encima de algo. Es decir, puedes tirar y echar tus preocupaciones encima de Dios porque Él es poderoso para arreglar tus problemas, amoroso para escuchar tus problemas, y sabio para saber dónde y cómo los va a arreglar. Él es poderoso, amoroso y sabio, Él es un buen padre. Muchas veces Dios, en su amor, mientras le llevamos nuestras súplicas y peticiones, nos muestra cosas que están debajo de la superficie de nuestro corazón. Por ejemplo, puedes orar a Dios y decir lo siguiente:
Tú: Dios, estoy preocupado porque no creo que voy a ganar este partido que tengo que jugar.
Dios: ¿Por qué estas preocupado por eso?
Tú: Dios, porque quiero que la gente vea que soy una súper estrella y pues el premio está bueno.
Dios: ¿Y por qué quieres eso?
Tú: Dios, porque así, la gente me puede ver como una estrella y puedo usar el dinero del premio para cosas que quiero.
Dios: ¿Y por qué quieres esas cosas?
Tú: Porque quiero sentir que soy un buen jugador y quiero esas cosas nuevas.
Dios: ¿Y por qué quieres sentir eso y esas cosas?
Tú: Pues, así, ¡sabré que tengo valor!
Dios: ¿Por qué necesitas valor?
Tú: ¡Porque tengo que sentir que lo tengo!
Dios: Hijo/a mío/a, eso no es cuestión de una decisión, eso es sobre tu autoestima.
Esto es solo un ejemplo, pero esto puede ser cualquier otra cosa. Puedes pensar que tus problemas de la superficie son grandes, pero Dios es el único que te puede mostrar tus deseos personales debajo de una preocupación. Dios es un buen padre que siempre nos mostrará lo que tenemos en nuestros corazones en medio de nuestras súplicas y peticiones, y a veces, al ver lo que tenemos en el corazón, debemos buscar el perdón de Dios.
Crea espacio para hablar con Dios dando gracias
No solamente es decir: “Dios, tengo preocupaciones, ya lo sabes, Amén”. Debes tener en cuenta que, cuando pedimos algo a Dios en medio de nuestras preocupaciones, debemos orar con una actitud de gratitud. El versículo dice: “…y súplica con acción de gracias”. No es orar y quejarse en medio de la oración. El paso adecuado es que debemos dar gracias en medio de la preocupación. Filipenses 4:4-5 empieza diciendo: “4Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez lo diré: ¡Regocijaos! 5 Vuestra bondad sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca”. Pablo dice que muestres a la gente que estás viviendo en gozo porque estás viviendo para Jesucristo, y no para ti mismo. Pablo está aclarando que Cristo va a volver, y haciéndonos saber la importancia de vivir para Él cuando vuelva. Si pensamos en lo que dice Pablo, la realidad es que, si estuviéramos viviendo para Cristo, no estaríamos tan enfocados y preocupados sobre nuestros problemas.
Entonces para recibir la solución a tu preocupación, hay que hacer lo siguiente: En tu oración, cuando empieces a suplicar, empieza a alabar y dar gracias a Dios, porque en esa precisa situación, tal como es, si entiendes que Dios es tan poderosamente Dios, la preocupación empieza a llegar a su final. Tener una actitud de gratitud en tu oración, extinguirá la preocupación. Al igual que el agua apaga el fuego. Una oración que tiene petición y gratitud genuina apagará los fuegos de la preocupación.
Dios promete darte paz
¿Significa que no vamos a tener problemas? Claro que vamos a tener problemas y sufrimientos en la vida. Pero cuando oremos y entreguemos nuestra carga a Dios en petición y acción de gracias, sentiremos la promesa de paz que se encuentra en la presencia de Dios. Filipenses 4:7 dice: “ Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús”. Me encanta lo que dice este versículo. Cuando empiezas a confiar en Dios con las cosas que te traen preocupaciones en la vida, la paz de Cristo aterrizará en tu corazón y desafiará toda tu comprensión sobre cómo entiendes las cosas. Esto es algo que sintió Pablo en prisión, una paz que sobrepasó todo entendimiento. Todo lo que Pablo pudo sentir y pensar estaba en Cristo Jesús. Este era el mensaje para la iglesia de Filipos. Este es el mensaje para nosotros. Mientras que la medicina, un masaje y otras prácticas tienen su lugar, nunca te darán este tipo de paz porque esta paz solo viene de Dios. Tenemos que ir al Príncipe de Paz con nuestros problemas. Es solo a través de una relación con Jesús que podemos saber de lo que Pablo está hablando. Si eres cristiano, lucha contra tu preocupación con la promesa de paz que se encuentra en la presencia de Dios. Él promete darte paz inexplicable cuando entras en oración.
Entonces, en ese día que tuve todos esos sobres de facturas por pagar, recuerdo estando sentado ahí mirando los sobres y pensando todo tipo de cosas: “¿Será que tengo que vender todas las cosas de la casa?”. Preguntas y preocupación estaban llenando mi mente. Esa noche mi esposa vio que yo estaba muy preocupado y le dije lo que estaba pasando. Ella no entró en pánico, sino que simplemente me dijo lo siguiente: “Creo que tienes que orar”. Esto es exactamente lo que hice. Creé un espacio para orar, llevé mis súplicas y peticiones a Él dándole gracias por todo lo que podía pensar, y oré de esta manera seguidamente. Al pasar el tiempo, empecé a sentir la paz de Dios que sobrepasó todo mi entendimiento. A la larga, no me importó si tenía que vender todas las cosas de mi apartamento para pagar las deudas que tenía. Si estaba sin casa, estaba bien. Sentí paz en cada pensamiento de lo incierto que pude enfrentar. Pero no solamente sentí paz. Hay una cosa que Él me mostró que nunca olvidaré. El me mostró el pecado que yo tenía en mi corazón. En esos días yo tenía un negocio de enseñar clases individuales y estaba tan preocupado de cómo iba a sostener a mi familia y empecé a buscar maneras de obtener más dinero consiguiendo más clientes. Haciendo esto, sin saber, el dinero y el trabajo se volvieron mi ídolo, estas cosas se volvieron más importantes que Dios. En ese momento, lo que Dios tenía que hacer era quitar todo lo que yo tenía hasta que tuviera solo 50 dólares para mostrarme el egocentrismo que había en mí, y el control que yo quería sobre mi vida. Cuando Dios me mostró estas cosas, las llevé a Él en oración para buscar Su perdón. Recibiendo Su perdón, seguí buscando la promesa de paz que se encuentra en la presencia de Dios, y milagrosamente, un día, un amigo cristiano que no sabía de mi situación en los Estados Unidos nos dio un soporte financiero. El soporte que él nos dio era exactamente lo que necesitaba para hacer los pagos.
Si al leer esto, estás en una temporada de preocupación, debes saber que tu tiempo de preocupación tiene una fecha de vencimiento. Son en estas tormentas de preocupaciones que ocurren en tu mente que Dios va a mostrar exactamente lo que está en tu corazón, y así, muchas veces, podrás ver esas cosas de las que puedes arrepentirte. Específicamente, Él te va a mostrar tu egocentrismo y el control que deseas tener sobre tu vida en medio de esa preocupación. No olvides crear espacio y llevar tus súplicas y peticiones a Dios con una actitud de gratitud, porque la promesa de paz se encuentra en la presencia de Dios que extingue la preocupación.
Copyright © 2020 por Daniel E. Seo. Este artículo es adaptado de una predicación en la Iglesia Gozo Eterno en el 2019.
A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas han sido tomadas de la versión LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA), Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.lbla.com.