CUANDO PIERDES INTERÉS EN DIOS
No te rindas, porque el quebrantamiento que sientes por perder tu interés hacia Dios es evidencia de que Él está luchando por ti.
13 Porque si ustedes viven conforme a la carne, habrán de morir; pero si por el Espíritu hacen morir las obras de la carne, vivirán. 14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios.
— Romanos 8:13-14 (NBLA)
Samuel E. Seo, Th. M. | 23 de noviembre 2021
Una profesora de tercer grado llegó temprano para organizar las lecciones que tenía preparadas para los niños ese día. Cuando se sentó en su escritorio, le llamó la atención el pupitre de uno de sus estudiantes. Era el pupitre de un niño llamado Juan. El día anterior, a la salida de la escuela, Juan se había acercado a ella para hacerle una pregunta con una expresión de tristeza. A Juan siempre le había costado disfrutar el estudio. Siempre parecía miserablemente aburrido cuando tenía que estudiar. Se sentía confundido y fuera de lugar cuando veía que el resto de su clase parecía disfrutar el estudio. Con los ojos cubiertos de lágrimas, Juan le había preguntado: «Profesora, ¿por qué no disfruto el estudio como mis otros compañeros de la clase? Quiero disfrutarlo, pero ¿por qué el estudio me parece tan poco interesante?» La profesora no pudo responderle.
La ley de Dios vs. la ley del pecado
Como cristianos, hay momentos en que Dios nos parece menos interesante que el mundo. Hay tiempos en donde nuestro corazón está más intrigado por el estilo de vida del mundo que por el estilo de vida piadoso. Sin embargo, al mismo tiempo, también encontramos que algo extraño sucede dentro de nosotros. Nos preguntamos: «Pero ¿por qué? ¿Por qué encuentro menos interés en Dios? ¡Esto no debe ser así!». Es una experiencia paradójica: mientras nuestro corazón anhela al mundo, también anhela desear y regresar a Dios. Se siente como una batalla interior que ocurre dentro de nosotros. Se siente algo similar a lo que Pablo describe en Romanos 7:15-16: «Porque lo que hago, no lo entiendo. Porque no practico lo que quiero hacer, sino que lo que aborrezco, eso hago» (NBLA). ¿Por qué ocurre esto? Pablo señala unos versos más adelante, en el versículo 25, que esto ocurre porque nuestra mente busca cumplir la ley de Dios mientras que nuestra carne busca cumplir la ley del pecado.
Hay esperanza
Cuando tu corazón se siente menos interesado en Dios, cuando tu amor por Dios ha disminuido, cuando tu deseo por Dios se disipa, es fácil sentirse perdido y sin esperanza. Sin embargo, ¿sientes que tu corazón está en conflicto? ¿Te frustra que hayas perdido ese interés que tenías por Dios? ¿Te sientes quebrantado porque tu amor por Dios ha desaparecido? ¿Todavía deseas volver a anhelar a Dios? ¿Deseas volver a enamorarte de Dios? Si es así, ten esperanza, porque la batalla interior que ocurre dentro de ti es la evidencia de que la bondad de Dios todavía está luchando por ti. El Espíritu Santo se aferra a tu mano débil y no la suelta. El Espíritu no se ha rendido contigo, así que tampoco deberías rendirte. Pablo dice: «Porque si ustedes viven conforme a la carne, habrán de morir; pero si por el Espíritu hacen morir las obras de la carne, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios» (Romanos 8:13-14, NBLA). Por lo tanto, vuelve tu atención hacia Dios, confiesa tu abandono con la sangre de Jesús y pídele como David quien dijo: «Unifica mi corazón para que tema Tu nombre» (Salmo 86:11, NBLA). Amén.
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