JESÚS "MI" PASTOR
De pronto ves a Jesús como tu Proveedor, Sustentador, Protector y Guía, pero Él es mucho más que eso.
El Señor es mi pastor, nada me faltará. — Salmos 23:1 (LBLA)
Samuel E. Seo, Th. M. | 10 de agosto 2020
En Salmos 23, David comienza no con una descripción de Dios como “el” Pastor o “un” Pastor, sino como “mi” Pastor. Es fácil no ver el significado de esta diferencia, pero para David en su contexto histórico, esto fue una declaración que incluyó más implicaciones. El antiguo Oriente Próximo era un mundo politeísta y las imágenes de un pastor a menudo se usaban para representar a los dioses de otras religiones. Por lo tanto, cuando David se refirió a Dios como su Pastor, estaba haciendo una declaración de exaltación de que Yahvé, el Dios de Israel, era superior y más digno de confianza que los otros “pastores” falsos que le prometían satisfacción. David experimentó a Dios como su Pastor que satisfacía sus necesidades y deseos hasta el punto de quedar sin falta alguna. Dios era su única y verdadera fuente de alegría y felicidad.
“Mis” ovejas
Curiosamente, un lenguaje similar se encuentra en otra parte de la Biblia, pero esta vez es usado por Jesús. En Juan 10:14-15, Jesús dice: “Yo soy el buen pastor, conozco mis ovejas y las mías me conocen, de igual manera que el Padre me conoce y yo conozco al Padre, y doy mi vida por las ovejas”. Estas palabras de Jesús muestran cuán absolutamente profundo es el adjetivo posesivo “mi” que une a Jesús con Sus ovejas.
Primero, Jesús muestra que, como Pastor, el lazo relacional con Sus ovejas es uno que consiste en una atención y en un conocimiento infinito. Cuando Jesús dijo: “Así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre”, Jesús estaba específicamente señalando que nuestra satisfacción relacional existe gracias al atento y completo conocimiento que tiene sobre cada uno de nosotros. Este conocimiento íntimo es superior a todas las relaciones que podemos experimentar en este mundo, porque ninguna otra persona puede conocer a cada uno de nosotros en un nivel infinito. Es decir, Jesús tiene un conocimiento íntimo de nosotros, superior al que tienen nuestros familiares más cercanos, amigos o aún el cónyuge con quien hayamos vivido juntos toda nuestra vida.
Segundo, Jesús muestra cuán lejos Él irá para asegurar este vínculo relacional de satisfacción con Sus ovejas. Jesús dice: “Doy mi vida por las ovejas”. Con estas palabras bellamente agridulces, Jesús nos muestra que, con Él como nuestro Pastor, nuestra satisfacción relacional será tan preciosa como la vida de Dios y tan fuerte como el poder de Dios. Nada podrá separarnos de nuestra relación con Dios y del deleite que tenemos en Él para siempre (cf. Romanos 8:35-39).
La superior satisfacción relacional
Lo que parece como una conversación de diez siglos de distancia entre David y Jesús a través del Espíritu Santo, muestra que tanto David como Jesús estaban hablando de una satisfacción relacional, la satisfacción más poderosa y profunda que un ser humano puede experimentar. Entonces, ¿cuán grande fueron exactamente la alegría y la felicidad de David cuando declaró a Dios como “su” Pastor? La alegría y la felicidad de David por tener a Dios como su Pastor eran tan grandes, que eran superiores a las de cualquier otra relación ya que no había nadie que lo entendiera mejor que Dios. Eran más satisfactorias que las de cualquier otra relación, porque Dios, en la forma humana, eventualmente murió para eternamente preservar y asegurar la relación que tenía con Él.
¿En qué sentido es Jesús tu Pastor? De pronto lo ves como tu Proveedor, Sustentador, Protector y Guía, pero Él es mucho más que eso. Jesús es el único que puede ofrecerte una relación con Dios que puede satisfacer tu vida con la felicidad más deleitable que todo ser humano en la tierra desea experimentar.
Copyright © 2020 por Samuel E. Seo.
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