LA BREVEDAD DE LA VIDA
Si el ser humano tuviera noción de la eternidad y de lo breve que es la vida, buscaría las cosas espirituales antes que las cosas terrenales.
9 Porque por tu furor han declinado todos nuestros días; acabamos nuestros años como un suspiro. 10 Los días de nuestra vida llegan a setenta años; y en caso de mayor vigor, a ochenta años. Con todo, su orgullo es solo trabajo y pesar, porque pronto pasa, y volamos.
12 Enséñanos a contar de tal modo nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría. — Salmo 90:9-10, 12 (LBLA)
Cristian Sáenz, B. A. | 12 de julio 2023
Todos los seres humanos debemos saber lo siguiente: de 0-1 año es un bebé. 2-11 años es la niñez. 12-17 años es la adolescencia. 18-29 años es la juventud. 30-59 años es la adultez. De los 60 años en adelante, es la tercera edad. ¿En qué etapa de tu vida estás? Hoy en día, muchos hombres y mujeres viven ocupados en las cosas terrenales y no están buscando lo eterno, y aún no han llegado a comprender que la vida es breve y pasajera. También, existe una necesidad de que cada ser humano pueda entender que la vida es efímera y que aún está a tiempo de poder buscar las cosas eternas.
La vida como un vapor
El Salmo 90, un salmo de Moisés, nos habla de la eternidad de Dios y de lo transitoria que es la vida del hombre. Es uno de los pasajes bíblicos que hoy en día se lee y se predica más en los funerales. Santiago está de acuerdo con Moisés. Él dice: «Sin embargo, ustedes no saben cómo será su vida mañana. Solo son un vapor que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece» (Santiago 4:14, NBLA).
Hoy en día, podemos observar la manera en que muchos hombres viven como si no fueran a morir. Muchos hombres aumentan los tesoros en este mundo y sólo están interesados en adquirir dinero y bienes materiales. Según la noción del éxito mundano, aquellas personas que tienen más capital son las que están completas y satisfechas. Todos los seres humanos hemos querido evitar la muerte, pero es algo inevitable. Dios ha decretado que un día dejaremos de existir y todo lo material se disipará como vapor.
La vida que busca la eternidad
Por lo tanto, es necesario que, como seres humanos pasajeros en este mundo, podamos buscar las cosas eternas antes que las cosas terrenales, porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee (Lucas 12:15). Los bienes materiales y el dinero no son malos si los administramos para la gloria de Dios. Lo que es malo, es poner estas cosas como la prioridad más importante, cuando lo que verdaderamente es importante es buscar y obedecer al Dios eterno.
El salmista David entendía perfectamente que su vida era efímera y que de nada sirve el afán y las riquezas. Él escribió: «Señor, hazme saber mi fin, y cuál es la medida de mis días, para que yo sepa cuán efímero soy. He aquí, tú has hecho mis días muy breves, y mi existencia es como nada delante de ti; ciertamente todo hombre, aun en la plenitud de su vigor, es sólo un soplo. (Selah) Sí, como una sombra anda el hombre; ciertamente en vano se afana; acumula riquezas, y no sabe quién las recogerá» (Salmo 39:4-6, LBLA). Con un pensamiento similar, un poeta escribió: «La vida del hombre es comparada con el bello forraje de los árboles del otoño. Las hojas cambian de verde a rojo, amarillo, oro y marrón. Entonces, tan repentinamente como cambian de color, empiezan a caer. Para principios del mes siguiente han desaparecido, dejando atrás las ramas desnudas» (Bruce Mawhinney, Predicando con frescura, pág. 209).
Conclusión
¿Estás buscando las cosas eternas antes que las cosas terrenales? ¿Estás aprovechando cada día de tu vida para hacer la voluntad de Dios? Colosenses 3:1-2 dice: «Si ustedes, pues, han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Pongan la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra» (NBLA). Busca lo Eterno, busca lo espiritual, obedece la Palabra de Dios y tu vida tendrá sentido al tener vida eterna en Cristo Jesús.
Si miramos la vida de Jesús, podemos entender que fue una vida muy breve, pero fue el mejor ejemplo de vida para la gloria de Dios. Algunos estudiosos dicen que Jesús murió entre sus 33 a 39 años, crucificado por los romanos a petición de los judíos. Jesús, fue el mejor ejemplo de vida para la gloria de Dios. Jesús nunca buscó las cosas terrenales—nunca buscó fama ni dinero. Jesús, a la mitad de Su vida, fue a la cruz y cumplió el propósito que el Padre tenía con este mundo, y ese propósito era dar Su vida para perdonar nuestros pecados y regalarnos la vida eterna. Jesús vino para mostrarnos que la vida del hombre es breve, pero Él es Eterno y quiere que el ser humano sea partícipe de la vida eterna. (Juan 3:16; Romanos. 5:8). Amén.
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