LA IMPORTANCIA DEL ALMA
Mientras pensamos en negar el sufrimiento, Jesucristo piensa que es necesario el sufrimiento porque reconoce que el alma es lo más importante para los humanos y es mediante la cruz que es santificada y bendecida.
21 Desde entonces Jesucristo comenzó a declarar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén y sufrir muchas cosas de parte de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas, y ser muerto, y resucitar al tercer día. 22 Y tomándole aparte, Pedro comenzó a reprenderle, diciendo: ¡No lo permita Dios, Señor! Eso nunca te acontecerá. 23 Pero volviéndose Él, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás! Me eres piedra de tropiezo; porque no estás pensando en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. 24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. 25 Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. 26 Pues ¿qué provecho obtendrá un hombre si gana el mundo entero, pero pierde su alma? O ¿qué dará un hombre a cambio de su alma? — Mateo 16:21-26 (LBLA)
Shinkil Seo, Ph. D. | 29 de junio 2022
¿Por qué fue Pedro llamado Satanás?
En Mateo 16:21, Jesús dijo que debía sufrir y ser asesinado por los líderes religiosos judíos para poder salvar a la humanidad. En ese momento, Pedro, a quien no le gustaba el sufrimiento dijo: «¡No lo permita Dios, Señor! Eso nunca te acontecerá». En ese momento, Jesús se volteó y le dijo algo impactante que nunca olvidaría: «¡Quítate de delante de mí, Satanás!». Aunque Pedro había estado siguiendo a Jesús como discípulo durante tres años, fue llamado «Satanás» porque estaba pensando en las cosas de los hombres. Aunque era absolutamente esencial que Jesús llevara la cruz del sufrimiento para salvar a la humanidad, Pedro estaba tratando de detener el propósito de Dios con su perspectiva humana, con un pensamiento que provenía de Satanás y que impedía la salvación de las almas.
Nuestros pensamientos impiden lo más importante para los humanos
De igual manera, hoy en día, hay un sinnúmero de creyentes que van a la iglesia pensando en las cosas de los hombres en lugar de las cosas de Dios. Se concentran en las cosas temporales de este mundo y por tanto se disgustan con el sufrimiento e impiden la salvación tanto de sus propias almas como también las almas de los demás. Esto es una tragedia debido a que las almas son mucho más preciosas que las cosas temporales de este mundo. Por tanto, Jesús en el versículo 26 dice: «Pues ¿qué provecho obtendrá un hombre si gana el mundo entero, pero pierde su alma? O ¿qué dará un hombre a cambio de su alma?».
Aunque la vida no se trata de ser multimillonario ni el más rico de un país, por ejemplo, hay hombres que consideran las riquezas fugaces del mundo como las cosas más importantes y en el momento de sus muertes, llegan a perder tanto sus almas como toda la riqueza que les pertenecía. Similarmente, y sin saber que es de mayor valor mantener pura nuestras almas, hay unos que consideran el honor, la belleza y la salud como las cosas más importantes. Pero aquellos que no quieren compartir los sufrimientos del Señor Jesús nunca podrán mantener su fe hasta el final.
La cruz, es decir, el sufrimiento espiritual, mental y físico, es el medio de salvación y purificación para nuestras almas
Jesús, a diferencia de nosotros, supo que la cruz, es decir, el sufrimiento espiritual, mental y físico que traían la tribulación y la persecución, era el medio mediante el cual el alma de otros podría ser santificada. Por tanto, Jesús pasó por todos los sufrimientos necesarios. De igual manera, un verdadero creyente no puede estar sin sufrimiento y debe negarse a sí mismo y tomar su cruz dado que nadie puede salvar su propia alma ni el alma de otros sin sufrir por el Señor. El sufrimiento es una condición necesaria para entrar en el Reino de la gloria de Dios. Por ejemplo Hechos 14:22b [LBLA] dice: «Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios».
Además, el sufrimiento no es solo un medio para entrar al Reino de Dios sino que también debe ser visto como una fuente de bendición. Romanos 8:17b [LBLA], por ejemplo, dice: «…si en verdad padecemos con Él a fin de que también seamos glorificados con Él». Es decir, si soportamos el sufrimiento por Cristo con alegría y gratitud, podremos recibir la bendición de vivir en gozo y gratitud para siempre con el Señor Jesús en el cielo, lugar donde habrán riquezas, honor, belleza e infinita salud.
Tómate un tiempo para examinar si estás seriamente teniendo en cuenta la importancia de tu alma - es decir, viviendo mediante una fe cómoda o una fe que logra soportar dificultades espirituales. Si no tenemos dificultades, deberíamos preguntarnos si nuestra fe es una fe muerta. Sin embargo, si estamos sufriendo a causa de nuestra fe, recordemos que conforme a cuántas aflicciones padecemos, podremos disfrutar aún más del gozo y la alegría que acompañará la gloria de Jesús. Como está escrito: «para que la prueba de vuestra fe, más preciosa que el oro que perece, aunque probado por fuego, sea hallada que resulta en alabanza, gloria y honor en la revelación de Jesucristo [...] obteniendo, como resultado de vuestra fe, la salvación de vuestras almas» (1 Pedro 1:7-9 [LBLA]). Amén.
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