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LA LOCURA ESPIRITUAL

La locura espiritual, que comienza con un deseo idólatra, destruye el discernimiento, previene la autoreflexión y corrompe el razonamiento.

31 Ellos discutieron el asunto unos con otros: «Si decimos que provenía del cielo, preguntará por qué nosotros no le creímos a Juan. 32 ¿Pero nos atrevemos a decir que era meramente humana?». Pues tenían temor de lo que haría la gente, porque todos creían que Juan era un profeta. 33 Entonces finalmente contestaron:

—No sabemos.

Y Jesús respondió:

—Entonces yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas.

— Marcos 11:31-33 (NTV) 

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Samuel E. Seo, Th. M.  |  23 de marzo 2022

Varios estudios reportan que la enfermedad mental es un problema grande hoy en día. Por ejemplo, un estadístico reporta que, a pesar de ser una de las sociedades económicamente más desarrolladas del mundo, se estima que dentro de la sociedad estadounidense, el 26% de aquellos mayores de 18 años sufren un trastorno mental diagnosticable. Peor aún, muchas de estas personas pueden sufrir más de un trastorno a la vez[1].

Algunas enfermedades mentales son tan graves y tan peligrosas que el gobierno ha creado hospitales psiquiátricos y manicomios. Algunos de los reclusos sufren de una locura tan extrema que han perdido el sentido y la racionalidad de tal manera que han sido diagnosticados como incapaces de funcionar en la sociedad.

El deseo idólatra
Sin embargo, la Escritura nos revela que hay una locura que es aún más peligrosa. En Marcos 11, vemos a Jesús echando fuera a todos los que hacían negocios en el templo mientras citaba la Escritura diciendo: «¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? Pero ustedes la han hecho cueva de ladrones» (v. 17, NBLA). Jesús citó este pasaje porque los vendedores y los cambistas de moneda establecieron su plaza de mercado en el patio exterior del templo, lo cual impedía que los gentiles participaran en la adoración de Dios. La Palabra de Dios que citó Jesús fue un ataque directo a los principales sacerdotes y los maestros de la ley religiosa que tenían que saber y aplicar las Escrituras. Sorprendentemente, aquí es donde se revela la locura espiritual de los principales sacerdotes y los escribas. En lugar de reflexionar y discernir la Escritura que citó Jesús, deciden asesinarlo. ¿Por qué? Porque ellos tenían un deseo idólatra por el poder—es decir, para guardar su autoridad religiosa y su poder político en Israel.

Su locura espiritual se revela más al siguiente día cuando se acercaron y se opusieron a Jesús. «¿Con qué autoridad haces todas estas cosas?» le dijeron. «¿Quién te dio el derecho de hacerlas?» (v. 28, NTV). Jesús respondió proponiéndoles un trato: «Les diré con qué autoridad hago estas cosas si me contestan una pregunta. La autoridad de Juan para bautizar, ¿provenía del cielo o era meramente humana? ¡Contéstenme!» (v. 29, NTV). A partir de este momento, vemos a la locura espiritual de los sacerdotes y los escribas corrompiendo su racionalidad. Marcos 11:31-33a dice: «“Si decimos que provenía del cielo, preguntará por qué nosotros no le creímos a Juan. ¿Pero nos atrevemos a decir que era meramente humana?”. Pues tenían temor de lo que haría la gente, porque todos creían que Juan era un profeta. Entonces finalmente contestaron: —No sabemos». La respuesta de Jesús es sorprendente. Dice: «Entonces yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas». ¿Por qué Jesús respondió así? Estos sacerdotes y escribas, como líderes religiosos, eran personas escogidas para discernir y razonar bíblicamente la identidad de un hombre de Dios verdadero como Juan. Pero, mintieron al admitir que no sabían para así poder esconder su pecado. Por lo tanto, Jesús se negó a responderles sabiendo que tampoco podrían discernir Su verdadera identidad porque su pecado les había transformado en locos espirituales.


Aplicación
¿Tienes un anhelo pecaminoso que no quieres dejar? ¿Todavía tienes un deseo idólatra que no quieres admitir ante Dios? Hermano/hermana, ten cuidado, porque ese amor hacia el pecado te dejará como un loco espiritual incapacitado para caminar el camino cristiano. La locura espiritual, que comienza con un deseo idólatra, destruye el discernimiento, previene la autoreflexión y corrompe el razonamiento. Una persona verdaderamente loca es alguien que sigue viviendo en pecado constante porque pecar constantemente pensando que algo le satisfará eventualmente no es nada diferente a un loco que repite las mismas acciones pensando que algo le resultará diferente. Sin embargo, la cordura espiritual comienza con la confesión de pecados. Con el perdón de Jesucristo y la sanidad del Espíritu Santo, podemos ser restaurados y ser libres de la locura espiritual y del manicomio eterno. Pablo dice: «¡El mensaje de la cruz es una ridiculez para los que van rumbo a la destrucción! Pero nosotros, que vamos en camino a la salvación, sabemos que es el poder mismo de Dios» (1 Corintios 1:18, NTV). Amén.

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[1] “Mental Health Disorder Statistics”, Johns Hopkins Medicine (hopkinsmedicine.org)

Copyright © 2022 por Samuel E. Seo. 

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