LA LUCHA PARA ORAR
La habilidad de ganar la lucha contra la carne para orar se logra al tener un mejor conocimiento de lo santo que es Dios.
»Ustedes, pues, oren de esta manera:
“Padre nuestro que estás en los cielos,
Santificado sea Tu nombre. — Mateo 6:9 (NBLA)
Daniel E. Seo, Th. M., MABC | 22 de octubre 2020
El deseo de un cristiano genuino es el de crecer en su tiempo de oración. Sin embargo, la batalla espiritual más grande que enfrenta ocurre justo antes de postrarse a orar. Con solo una distracción que entre a la mente como una pequeña gota de lluvia que cae por el techo, nuestra disposición a sentarnos a Sus pies puede desvanecerse instantáneamente. Incluso las distracciones piadosas, como responder a una llamada o un mensaje de texto para ayudar a un cristiano, pueden quitar nuestro deseo de orar. Hay ocasiones en las que, es más fácil escuchar predicas y leer libros cristianos que orar. Elegimos lo que es fácil y la oración no es fácil. La lucha para orar es algo con lo que todos hemos lidiado.
¿Por qué es tan difícil orar?
Una de las principales razones por las que es tan difícil orar es porque primero es necesario hacer una auto examinación. Esta disección del corazón ante Dios requiere que Él nos muestre lo que nosotros no podemos ver en nosotros mismos. Es necesaria la honestidad y una profunda humildad para decir: "Dios, dejaré mi orgullo. Dejaré mi frialdad y desamor, mi ansiedad y desconfianza, mi irritabilidad y rabia hacia los demás". Precisa palabras duras como: "Dios, ya no siento Tu presencia ni puedo sentir Tu amor, porque he amado mi ego, mi "yo" y mis deseos más que a Ti y más que a mi prójimo ". La auto examinación requiere poner a los pies de Jesús todos aquellos pensamientos, sentimientos y decisiones pecaminosas y oscuras que no agradan a Dios. Hacer estas cosas no es fácil, pero son necesarias para lograr una confesión y un arrepentimiento genuino.
La enseñanza de Jesús
Una de las formas en que podemos comenzar a tener una oración que permita el autoexamen se puede ver en Mateo 6, donde Jesús nos da una pista sobre cómo podemos hacer esto. En el versículo 9, Jesús da a los cristianos genuinos la posibilidad de llamar a Dios, el creador de todas las cosas, nuestro Padre. Él procede a decirnos que debemos orar diciendo, "santificado sea tu nombre", que, en cierto sentido, tiene un significado de "aparta Tu santo nombre". En otras palabras, está declarando que Su nombre sea honrado porque es santo, puro y posee reverencia. Al escuchar esto, algunos podrían preguntar, pero ¿por qué tendríamos que declarar que Su nombre es santo si ya es santo? El punto principal de esta declaración es que nosotros mismos debemos ser santos antes de poder declarar que Dios es santo. Tal como nos recuerda Levítico 11:44 y 1 Pedro 1:16, debemos ser, aún con todas nuestras imperfecciones, lo más santos posible en oración ante Dios porque nuestro Dios santo nos aparta para vivir de una manera que refleje Su santidad. De tal manera como Dios es un Dios apartado y santo, así también nosotros debemos estar apartados del pecado y ser santos ante Él, para poder siquiera atrevernos a murmurar las palabras, “santificado sea Tu nombre”. Si queremos declarar que el nombre de Dios es santificado, debemos orar para tener una actitud adecuada hacia Dios porque Su carácter y autoridad son buenos y perfectos. Por lo tanto, el primer paso para que el autoexamen sea factible, es ver la distancia entre la santidad de Dios y nuestra pecaminosidad.
La lucha
Si no entendemos la distancia entre nuestra pecaminosidad y Su santidad, ¡siempre lucharemos para orar! Necesitamos darnos cuenta de que Él está completamente apartado de nosotros como el agua y el aceite. Él es el epítome de la pureza, hasta el punto en que nuestros ojos se vuelven ciegos al ver Su hermosura y santidad. Dios posee una reverencia superior porque incluso hombres como Abram se postraron sobre su rostro ante Él (Génesis 17: 3), y hombres como Moisés ni siquiera podía pararse en tierra santa cuando estaba hablando con Dios (Éxodo 3:5). Si olvidamos cuán santo es Dios, lucharemos para orar. Peor aún, no confesaremos aquellas cosas que surgen de nuestros corazones cuando se comparan con Su santidad.
La lucha para orar y hacer un buen autoexamen no radica principalmente en técnicas específicas de oración que creemos que agradan a Dios. No es una oración diaria de obligación lo que nos hace orar mejor. La habilidad de ganar la lucha contra la carne para orar se logra al tener un mejor conocimiento de lo santo que es Dios. Cuando comprendamos esto, comenzaremos a ver y a sentir las expectativas que Dios tiene de nosotros. Comprenderemos la necesidad de vivir una vida santa y piadosa y, por lo tanto, no difamar Su santo nombre. La comprensión de que Dios sí es santo, permite abrir la puerta de la auto examinación.
Si examinas tus pensamientos estos últimos días, ¿a dónde se han dirigido esos pensamientos? ¿Se han dirigido hacia lo glorioso que es Dios, o a lo grande que eres o deberías ser tú? Déjame preguntarte: ¿Has deseado ser un cristiano humilde y piadoso, pero no has tomado la iniciativa de luchar contra tu carne para orar? O, aún más, debido a esto, ¿has estado actuando como un cristiano humilde y piadoso mostrando al mundo cómo estás ocupado haciendo la obra de Dios, pero no has tomado la iniciativa ni siquiera de confesar tus pecados en una auto examinación? Tu vida privada con Dios es extremadamente importante porque cualquier cristiano puede ser fiel, humilde y gozoso en la presencia de otros, pero puede dejar de ser fiel, humilde y gozoso en la presencia de Dios. Los cristianos pueden hablar mucho de cómo Dios los ha bendecido y cómo aman al Señor, pero si no oran, son como un pez sin aliento en la orilla que necesita la verdadera fuente de agua de vida. ¿Estás respirando porque vas al agua viva, Jesucristo? ¿O te estás asfixiando porque todavía estás luchando para orar?
¿Qué elegirás hacer ahora mismo? ¿Qué elegirás hacer hoy? La carne es débil, pero el espíritu está dispuesto (Mat. 26:41). En tu lucha por orar, con un corazón humilde entra a un tiempo de auto examinación, piensa en la santidad de Dios y confiesa tus pecados. Deja que hoy sea el día donde derrotas la carne y oras.
Copyright © 2020 por Daniel E. Seo.
A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas han sido tomadas de la versión LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA), Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.lbla.com.