NIÑOS MARGINADOS COMO MODELOS
Jesús muestra una atención especial a los discípulos que son humildes como niños marginados.
13 Traían niños a Jesús para que Él los tocara, pero los discípulos los reprendieron. 14 Cuando Jesús vio esto, se indignó y les dijo: «Dejen que los niños vengan a Mí; no se lo impidan, porque de los que son como estos es el reino de Dios. 15 En verdad les digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él». 16 Y tomándolos en los brazos, los bendecía, poniendo las manos sobre ellos.
— Marcos 10:13-16 (NBLA)
Samuel E. Seo, Th. M. | 06 de enero 2022
Cuando observamos publicidades de organizaciones sin ánimo de lucro que luchan contra las desgracias o la opresión del mundo como el hambre, la pobreza, el desplazamiento y el tráfico humano, vemos que muchas veces usan imágenes o videos de niños que sufren de estas tragedias logrando así conmover los corazones de sus audiencias para que hagan donaciones. Sin sorpresa, estas publicidades han tenido éxito, porque aluden a la presuposición de que niños, especialmente los que son marginados y oprimidos, son inocentes, vulnerables e incapaces de avanzar en la vida sin la ayuda de los adultos. Sin embargo, esto crea una impresión de que nunca debemos ser como niños—es decir, que debemos madurar para ser experimentados, capacitados y autosuficientes para la vida.
La atención de Jesús hacia los niños
En el Evangelio de San Marcos, vemos a Marcos registrando varias historias de Jesús proveyendo una atención especial a los niños. En Marcos 5, Jesús sana a la hija de Jairo, una niña de doce años (vv. 35-43). En Marcos 7, Jesús sana a la niña de la mujer sirofenicia (vv. 24-30). En Marcos 9, Jesús sana a un niño mudo con un espíritu impuro (vv. 14-29). Otra vez en Marcos 9, Jesús toma a un niño y lo pone en frente de Sus discípulos para enseñarles sobre la humildad (vv. 33-37). Finalmente, en el capítulo 10, Jesús enseña que Sus discípulos deberían recibir el Reino como un niño para entrar en él (vv. 13-16). ¿Por qué toda esta atención?
Jesús muestra una atención especial en los niños—más específicamente, en los niños marginados, porque son el modelo del discípulo que Jesús desea y busca. Los niños marginados de hoy coinciden con el trato que recibían los niños en el tiempo de Jesús, porque la cultura en Su tiempo consideraba a los niños como insignificantes y eran despreciados en lugar de ser considerados como inocentes y valorados como hoy en día. Los niños marginados y oprimidos se dan cuenta de que están completamente a la misericordia del benefactor. No enfatizan sus derechos; muchas veces piensan que no los tienen. Aceptan su impotencia y falta de valor como la realidad de su vida. Confían fácilmente y practican la obediencia simple sin considerar la probabilidad de explotación, porque no tienen otra opción.
Del mismo modo, los discípulos que Jesús busca son aquellos que se dan cuenta de que están completamente a la misericordia de Dios en todo aspecto de la vida. Jesús busca discípulos que comprendan que no tienen ningún derecho y, mucho menos, privilegios ante Dios. Jesús busca discípulos con una confianza incuestionable y una obediencia sencilla. Son aquellos quienes Jesús representa diciendo: “El que reciba a un niño como este en Mi nombre, me recibe a Mí; y el que me recibe a Mí, no me recibe a Mí, sino a Aquel que me envió” (Marcos 9:37). Son aquellos a quienes Jesús defenderá arrojando al mar con una piedra de molino a los que les hagan tropezar (Marcos 9:42). Son aquellos a quienes Jesús bendecirá y pagará a los que los bendigan (Marcos 9:41). Son aquellos a quienes Jesús tomará en Sus brazos y, poniendo Sus manos sobre ellos, los bendecirá (Marcos 10:16).
El discípulo mimado y el discípulo marginado
Entonces, ¿qué tipo de discípulo eres? ¿Eres como un niño marginado o como un niño mimado? Un discípulo mimado cree que merece más de Dios. Un discípulo mimado se queja ante Dios por lo que no tiene. Un discípulo mimado habla mal y ataca la reputación de otros discípulos por tener las cosas que él no tiene. Un discípulo mimado enfatiza sus derechos ante Dios como si los tuviera. A un discípulo mimado se le dificulta confiar en Dios y practicar la obediencia simple. Y peor aún, un discípulo mimado carecerá de las bendiciones que desea.
Al contrario, un discípulo humilde, como un niño marginado, es un discípulo que se rejuvenece espiritualmente con el sufrimiento de llevar su propia cruz detrás de su maestro de vida eterna, Jesucristo. Es un discípulo que madura hacia la confianza incuestionable y hacia una obediencia sencilla tal como la de un niño marginado, y tal como Jesús quien dijo: «Yo no puedo hacer nada por iniciativa Mía; como oigo, juzgo, y Mi juicio es justo porque no busco Mi voluntad, sino la voluntad del que me envió» (Juan 5:30). Amén.
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