¿POR QUÉ SOY TAN VENGATIVO?
Delante de la cruz, podrás extender el amor y el perdón, en vez de expresar el odio y la venganza.
17 Nunca paguen a nadie mal por mal. Respeten[a] lo bueno delante de todos los hombres.
21 No seas vencido por el mal, sino vence el mal con el bien.
— Romanos 12:17, 21 (NBLA)
4 ¿De dónde vienen las guerras y los conflictos entre ustedes? ¿No vienen de las pasiones que combaten en sus miembros? — Santiago 4:1 (NBLA)
Daniel E. Seo, Th. M., MABC | 9 de diciembre 2022
Había un niño de 6 años sentado en el parque con expresiones de agonía y dolor, y un señor se le acercó y le preguntó, “niño estás bien? ¿Por qué estás sentado con tanto dolor?”. El niño le contestó: “Estoy sentado encima de una abeja”. El señor, con una sonrisa, le preguntó, “¿y por qué no te levantas?”. El niño lo miró y le contestó: “¡Porque la estoy lastimando más de lo que ella me está lastimando a mí!”. Esto es la esencia de la venganza. Cuando alguien nos trae algún tipo de dolor, nuestra tendencia es querer estar encima de esas personas emocionalmente, y así, devolver el dolor que sentimos al prójimo.
Entonces, si eres alguien como este niño vengativo, y fácilmente guardas el odio y resentimiento del pasado, ¿de dónde sería que vienen estos sentimientos? Santiago nos da la respuesta cuando dice, “¿De dónde surgen las guerras y los conflictos entre ustedes? ¿No es precisamente de las pasiones que luchan dentro de ustedes mismos?”. En otras palabras, Santiago nos muestra que tus deseos desordenados traen la venganza en formas drásticas, sutiles, directa o indirectamente. Tu deseo desordenado te hace pensar, “Yo soy mejor y no merezco ser tratado de esa forma. No merezco el dolor, o la injusticia. Soy importante y merezco cosas buenas y no este dolor”. Primordialmente, la expresión de la venganza no se trata tanto de la otra persona, sino de tus deseos desordenados y cuánto crees que mereces.
La verdad es que los cristianos no fueron llamados a vivir como este niño. Es por esto por lo que Dios dice, “Nunca paguen a nadie mal por mal. Respeten lo bueno delante de todos los hombres” (Romanos 12:17). Este versículo nos muestra la realidad de lo que los creyentes sentirán, de cómo otros se aprovechan de ellos, el dolor por la traición, la hipocresía, el engaño, y hasta cómo otros los persiguen por ser un seguidor de Jesús (Mateo 10:22). En medio de todo lo que un cristiano enfrentará, Pablo nos recuerda cómo debemos aferrarnos de lo que es bueno y no de lo que es moralmente malo (Romanos 12:21). Él dice, “No seas vencido por el mal, sino vence el mal con el bien”. En esencia, Pablo está diciendo que cuando experimentamos el dolor por medio del prójimo, no debemos desear que ellos sientan el mismo dolor que recibimos, porque así, estaremos perdiendo la batalla cristiana al ser derrotados por lo que es moralmente malo (Romanos 12:21).
No seas vencido por el mal. En el momento en que estás siendo vencido por el mal, estás olvidando el evangelio. Al enemigo le encanta distorsionar y tergiversar la Palabra de Dios, y así, destruir tu concepto del amor a Dios y al prójimo al hacerte pensar que tú mereces más (Mateo 10:37-39). A medida que olvidas lo que Jesucristo ha hecho por ti, no podrás aferrarte a lo que es bueno y vencer el mal. Por tanto, deja que tu corazón vuelva al evangelio. Reordena tu deseo desordenado por medio de la confesión y el arrepentimiento en el nombre de Jesús, y pon tu mira en la cruz, el único lugar donde podrás ver el amor de Dios sobreabundar tu corazón. Delante de la cruz, podrás extender el amor y el perdón, en vez de expresar el odio y la venganza, y así, ganar la batalla cristiana al vencer el mal con el bien.
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