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¿POR QUÉ ENTRÓ JESÚS A JERUSALÉN?

Jesús entró a Jerusalén para mostrar que la victoria y la paz se hallan en el sufrimiento y la humillación de la cruz.

12 Al día siguiente, la noticia de que Jesús iba camino a Jerusalén corrió por toda la ciudad. Una gran multitud de visitantes que habían venido para la Pascua
13 tomaron ramas de palmera y salieron al camino para recibirlo. Gritaban:
«¡Alabado sea Dios!
¡Bendiciones al que viene en el nombre del Señor!
¡Viva el Rey de Israel!».
14 Jesús encontró un burrito y se montó en él; así se cumplió la profecía que dice:
15 «No temas, pueblo de Jerusalén.
Mira, tu Rey ya viene montado en la cría de una burra».
16 Sus discípulos no entendieron en ese momento que se trataba del cumplimiento de la profecía. Solo después de que Jesús entró en su gloria, se acordaron de lo sucedido y se dieron cuenta de que esas cosas se habían escrito acerca de él.
17 Muchos de la multitud habían estado presentes cuando Jesús llamó a Lázaro de la tumba y lo resucitó de los muertos, y se lo habían contado a otros.
18 Por eso tantos salieron a recibir a Jesús, porque habían oído de esa señal milagrosa.
19 Entonces los fariseos se dijeron unos a otros: «Ya no hay nada que podamos hacer. ¡Miren, todo el mundo se va tras él!».
— Juan 12:12-19 (NTV)

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Jong Hyuk Park,  M. D.  |  5 de abril 2023

Ilustración 
En 1940, después de que los soldados nazis habían invadido a Holanda, la familia Ten Boom comenzó a refugiar a judíos de las persecuciones que recibían. Una noche, sin embargo, Corrie tuvo un sueño en el que ella, su hermana y su padre estaban siendo llevados a un lugar desconocido donde no querían ir. Cuando despertó, Corrie entendió que Dios le estaba expresando: ¿estás segura que quieres ayudar a otros? Si ayudas a los judíos, tendrás que pasar por lo que te mostré…

Contexto
Así como la vida de Corrie corría riesgo si decidía ayudar a otros, Jesús sabía que sufriría terribles consecuencias si decidía entrar a Jerusalén para ayudar a otros. Era especialmente peligroso para Jesús, pues después de haber revivido a Lázaro de la tumba, los líderes de Jerusalén habían dado órdenes de arrestarlo para poder matarlo porque estaban muy celosos de la multitud que lo buscaba (Juan 11:53, 57). Entonces surge la pregunta, ¿por qué Señor Jesucristo? ¿Por qué entrarías a Jerusalén a pesar de que sabías que tendrías que sufrir tan terribles consecuencias?

La victoria que produce el sufrimiento de la cruz 
Para entender, es importante ver lo primero que pasó cuando iba entrando nuestro Señor Jesucristo a Jerusalén. En esos tiempos, las personas salían con hojas de palmera para celebrar y darle la bienvenida a un rey victorioso. Por eso, la multitud gritaba «¡Alabado sea Dios! ¡Bendiciones al que viene en el nombre del Señor! ¡Viva el Rey de Israel!» (Juan 12:13, NTV) . Lo que es interesante es que esta vez Jesús no evita la multitud que también quiso hacerlo rey después de que los había alimentado con pan (Juan 6:15). ¿Por qué? Esta vez, Jesús acepta lo que dice esta multitud porque ahora les mostraría el verdadero tipo de rey que Él era. No era un rey que había venido para que las personas tuvieran una mejor vida en esta tierra, sino para mostrarles que la verdadera victoria se hallaba en el sufrimiento de la cruz. Por eso Jesús era digno de ser recibido con hojas de palmera.

La paz que produce la humillación de la cruz 
En segundo lugar, es importante notar que Jesús no entró en un gran y temible caballo sino en un burrito joven (Juan 12:14). A diferencia de un pequeño burrito, desde un caballo Jesús podría fácilmente liderar una multitud para defenderse de quienes querían asesinarlo. Sin embargo, nuestro Señor Jesucristo, decidió entrar en un burro tan joven que este no serviría ni para una batalla. Con esto, Jesús estaba declarando que estaba dispuesto a humillarse a una posición de vulnerabilidad para poder salvar a Su pueblo. Esto explica por qué Zacarías 9 dice: «¡Grita de triunfo, oh pueblo de Jerusalén! Mira, tu rey viene hacia ti. Él es justo y victorioso, pero es humilde, montado en un burro: montado en la cría de una burra…tu rey traerá paz a las naciones. Su reino se extenderá de mar a mar…hasta los confines de la tierra» (Zacarías 9:9-10, NTV). Jesús sabía que requeriría humillarse a Sí mismo para poder ser crucificado y así poder traer paz a Su Pueblo. Esto ayuda a explicar por qué fue después de la humillación de la crucifixión de Jesús, que pudieron entender el cumplimiento de esta profecía.

Conclusión y aplicación
Ahora, cuando Corrie tuvo que tomar la decisión de ayudar a los judíos o no, se preguntaba: ¿dónde, en un mundo tan lleno de odio y maldad, podría encontrar una respuesta? Corrie dice: «la respuesta la vi claramente, más que nunca, esa noche: [al ver] la forma de una cruz…». Es decir, fue recordando el hecho de que Jesús entró a Jerusalén para sufrir dolor y humillación, que ella ganó fuerzas para odiar su vida en esta tierra y así decidir ayudar a los judíos. Consecuentemente, se cumplió el sueño que Dios le había mostrado a Corrie; su padre falleció pocos días después de ser enviado a prisión, ella sufrió terriblemente, y su hermana murió por fatiga, desnutrición y abusos físicos en el campo de concentración de Ravensbrück. A pesar de esto, sin embargo, Corrie experimentó tanta victoria y paz, que aun después de sufrir tanto, dedicó su vida para decirles a otros sobre el poder que hay en la cruz de Jesucristo.
 

Tú y yo vivimos en un mundo terriblemente corrupto, así como Corrie y Jesús lo vivieron. Por tanto, vamos a tener que enfrentarnos a la misma pregunta, ¿odiarías tu vida sufriendo dolor y humillación para así ayudar a otros a amar a Dios? Es entonces necesario que mientras, frente a nosotros tengamos una lista de personas que conocemos, oremos: «Dios, perdóname porque no he querido sufrir por esta persona. Ayúdame a querer sufrir así como Tú lo hiciste. Límpiame para que pueda experimentar la victoria y paz que Tú prometes y que otros como Corrie han podido experimentar en la cruz de Jesús».

Copyright © 2023 por Jong Hyuk Park

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