RELACIÓN A LARGA DISTANCIA
Cada vez que Dios se siente lejano, es siempre porque hemos sido infieles contra Él; no Dios contra nosotros
¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad hacia Dios? Por tanto, el que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.
— Santiago 4:4 (LBLA)
Samuel E. Seo, Th. M. | 5 de febrero 2020
Durante mi primer año en la universidad en Estados Unidos, tuve un amigo llamado Chris con quien compartí mi habitación. Una de las primeras cosas que descubrí sobre él es que estaba en una relación de noviazgo con una chica desde sus días en secundaria. Chris y su novia fueron a diferentes universidades y por lo tanto estaban en una relación de muy larga distancia. Ya saben cuán grande es Estados Unidos. Cuando comenzaron nuestros estudios, me di cuenta de que Chris y su novia estaban tratando de mantener su relación. Hablaban por celular todas las noches por varias horas. Llegué a un punto en el que comencé a pensar: “Pero ¿cómo está haciendo sus tareas?”. Chris era un estudiante de ingeniería, así que sabía que no tenía mucho tiempo para gastar.
Había pasado un semestre y nos fuimos de vacaciones. Cuando me despedí, pensé: “Bueno, estarás muy feliz de ver a tu novia”. Terminaron las vacaciones y comenzamos nuestro nuevo semestre, pero algo estaba diferente. Me di cuenta de que no estaba hablando con su novia como antes. Entonces le pregunté: “Oye Chris, me di cuenta de que no has estado hablando con tu novia. ¿Está todo bien?”. Sin mirarme y con una cara triste, respondió: “Nos separamos… la distancia era demasiado difícil para nosotros”.
Muchos de nosotros también hemos tenido una relación a larga distancia. De pronto fue con el novio o novia, los padres, los hermanos, o el mejor amigo. Sabrás que no es lo mismo que una relación cara a cara. Las relaciones a larga distancia son más difíciles de mantener. Muchas veces, debido a la distancia, se alejan más; pierden la conexión que una vez tuvieron.
Diferentes relaciones con Dios
Entre los que se congregan en una iglesia, hay personas con diferentes relaciones con Dios. Algunos tienen una relación cercana con Dios y están aquellos que no tienen ninguna relación con Dios. En medio de estos dos extremos, hay personas que tuvieron una relación cercana con Dios, pero ahora sienten que tienen una relación a larga distancia con Él. La relación se siente difícil. Ya no sentimos el gozo, la alegría, la felicidad y la satisfacción que tuvimos antes. La oración se siente como si estuviéramos dejando un mensaje en el correo de voz. Las cartas de amor de Dios, la Biblia, no nos llenan de afectos como antes.
No es normal
Debido a una experiencia de larga distancia durante tanto tiempo, es posible que algunos hayan concluido que estar infelices, insatisfechos, deprimidos, decepcionados, inseguros, preocupados, sin esperanza, y muchos otros sentimientos negativos son una parte normal de la vida cristiana. Si no somos cristianos, bueno, es normal que te dominen las emociones negativas en este mundo caído lleno de pecado y maldad. Pero, si somos cristianos que tenemos el Espíritu Santo, eso no es normal. No estoy diciendo que tener el Espíritu Santo signifique que nunca estaremos infelices, insatisfechos, y deprimidos. Lo que estoy diciendo es, si tenemos el Espíritu Santo, esos sentimientos negativos nunca deberían dominar nuestras vidas. ¿Por qué? Si tenemos al Espíritu Santo, lo normal es experimentar el alivio del gozo y la paz del amor de Dios. Pablo dice en Gálatas 5:22 que los primeros tres atributos del fruto del Espíritu Santo son “amor, gozo, paz…”. En Hechos 13:50-52, aunque Pablo y Bernabé fueron perseguidos, todavía estaban “continuamente llenos de gozo y del Espíritu Santo”. En 1 Tesalonicenses 1:6, Pablo afirma que los Tesalonicenses recibieron la Palabra de Dios con el gozo del Espíritu Santo a pesar de mucha tribulación. Si Dios quien creó el gozo, la paz, la felicidad y la satisfacción vive dentro de nosotros, ¿no debería ser natural sentirlos?
Entonces, algo está mal
Entonces, si no los sentimos, algo está mal. Si hemos estado ausentes del amor satisfactorio de Dios que produce gozo y paz, entonces algo está mal. ¿Qué es exactamente lo que está mal? ¿Por qué he perdido ese fuego con Dios? ¿Por qué Dios se siente tan lejano conmigo? Solía ser tan maravilloso, estaba tan feliz, alegre y satisfecho con Dios, pero ahora ¿por qué ya no siento eso con Dios? Mira Santiago 4:4-10.
“¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad hacia Dios? Por tanto, el que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: Él celosamente anhela el Espíritu que ha hecho morar en nosotros? Pero Él da mayor gracia. Por eso dice: Dios resiste a los soberbios pero da gracia a los humildes. Por tanto, someteos a Dios. Resistid, pues, al diablo y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y Él se acercará a vosotros. Limpiad vuestras manos, pecadores; y vosotros de doble ánimo, purificad vuestros corazones. Afligíos, lamentad y llorad; que vuestra risa se torne en llanto y vuestro gozo en tristeza. Humillaos en la presencia del Señor y Él os exaltará”.
Dios es fiel; nosotros somos infieles
Una de las cosas que encontré tan interesante fue la forma en que algunas personas, típicamente mujeres, descubren la infidelidad de sus parejas solo con sus sentimientos. Obviamente, no aciertan todo el tiempo, pero me pareció interesante cuando lo hacían. ¿Cómo lo supieron? Todos dicen algo similar. Dicen: “Sentí que se había alejado de mí. Se sentía menos interesado conmigo. Sentí que ya no me amaba”. Y lo sorprendente es que a menudo tienen razón.
Aquí está mi punto: cada vez que sentimos que nuestra relación con Dios se ha vuelto distante, nunca es porque Dios se haya vuelto infiel. 1 Corintios 1:9 dice: “Dios es fiel”. 1 Corintios 10:13 dice: “Dios es fiel”. 2 Corintios 1:18 dice: “Dios es fiel”; Hebreos 10:23 dice: “…fiel es Él que prometió”. 1 Juan 1:9 dice: “Él es fiel y justo y para perdonarnos…”. Cada vez que Dios se siente lejano, es siempre porque hemos sido infieles contra Él; no Dios contra nosotros. Como dijo Santiago: “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad hacia Dios? Por tanto, el que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”.
De pronto estás pensando, “Pero, no soy amigo del mundo y todavía me siento lejano de Dios”. Es absolutamente importante la siguiente pregunta: ¿Estás 100% seguro de que no hay absolutamente ninguna amistad con el mundo que está causando distancia en tu relación con Dios? Cuando Santiago usó la metáfora “amigo” y “amistad”, no estaba hablando de una relación superficial. Santiago usa esta misma palabra en otro lugar, Santiago 2:23 donde dice: “y se cumplió la Escritura que dice: Y Abraham creyó a Dios y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios”. Dios no llamó a Abraham su “amigo” porque Abraham simplemente lo conocía; Dios lo llamó amigo porque Abraham anhelaba a Dios y lo disfrutaba más que a cualquier otra cosa o persona, incluso más que a su único hijo Isaac. Entonces, cuando Santiago habló sobre ser “amigo del mundo”, estaba hablando de una amistad donde lo anhelamos y lo disfrutamos más que a Dios. Es importante meditar en las siguientes preguntas de reflexión: ¿Qué es aquello a lo que damos prioridad y a lo que le invertimos más tiempo? ¿Qué es lo que más deseamos para ser felices?
La amistad con el mundo ocurre de maneras no tan obvias. El diablo trabaja de maneras increíblemente engañosas para robarte la alegría y la paz que Dios te da. Por ejemplo, es fácil ver videos de música cristiana y decir que estoy adorando a Dios mientras estoy siendo infectado con el deseo de prosperidad y fama que veo en los videos. Entramos a las redes sociales como Instagram o Facebook para publicar mensajes cristianos, pero al mismo tiempo estamos siendo infectados con sentimientos de inferioridad y anhelos mundanos cuando vemos a nuestros amigos o personas famosas que alardean de su lujoso estilo de vida. Pasamos tiempo con nuestros amigos o familiares con la esperanza de poder evangelizarlos, mientras estamos siendo infectados con sus valores y expectativas. ¿Cómo sabemos que algo no es bueno para nosotros? Después de ver un video, después de hablar con una persona específica, después de pasar tiempo en Instagram o Facebook, nos sentimos deprimidos, decepcionados, y sin esperanza con nosotros mismos. La mayoría de nosotros sabemos exactamente lo que está robando nuestra satisfacción y paz, pero muchas veces permitimos que siga así en nuestras vidas. Cuando lo permitimos, estamos dejando que el diablo continúe con sus ataques para robar nuestro gozo y paz de Dios.
Restaurando la relación cercana con Dios
El texto bíblico de Santiago 4 nos explica dos pasos que restaurarán nuestra relación cercana con Dios. El primer paso se encuentra en el versículo 7, el cual dice: “Por tanto, someteos a Dios. Resistid, pues, al diablo y huirá de vosotros”. Lo que Santiago dice implica que debemos hablar menos con ciertas personas, o deshacernos de Instagram o Facebook, o mirar menos la televisión, YouTube, o series de drama, o cualquier cosa que esté afectando negativamente nuestra relación cercana con Dios. Esto implica decir “¡no más!” a los instrumentos del diablo que nos están infectando con anhelos mundanos y nos hacen adúlteros que traicionan a Dios. Entonces, el primer paso es lo siguiente: para restablecer tu relación cercana con Dios, debes someterte a Dios de nuevo negando los instrumentos infecciosos del diablo. Es probable que ya sepas exactamente cuáles son esos instrumentos del diablo. Si no, pide a Dios para que lo revele, y Dios te mostrará.
El segundo paso se encuentra en los versículos 8-10. Dice: “Acercaos a Dios, y Él se acercará a vosotros. Limpiad vuestras manos, pecadores; y vosotros de doble ánimo, purificad vuestros corazones. Afligíos, lamentad y llorad; que vuestra risa se torne en llanto y vuestro gozo en tristeza. Humillaos en la presencia del Señor y Él os exaltará”. Te invito a responder las siguientes preguntas de reflexión: ¿Cuándo fue la última vez que oraste con sinceras lágrimas por tus pecados? ¿Cuándo fue la última vez que lloraste con un profundo anhelo por Dios y Su presencia? ¿Cuándo fue la última vez que oraste como si estuvieras en “polvo y cenizas” (cf. Jonás 3:6-10)? Una característica común de los cristianos que sufren con una relación lejana con Dios es que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que oraron con anhelos y lágrimas genuinas y profundas. Dios es una persona. Dios puede ser ofendido. Dios puede sentir tristeza (Efesios 4:30). Entonces, aquí está el segundo paso: para restaurar tu relación cercana con Dios, debes buscar su perdón con un corazón humillado, con lágrimas genuinas y entre “polvo y cenizas”.
Conclusión
La buena noticia es que Dios siempre estará disponible para restaurar tu relación con Él. Dios es siempre fiel, especialmente cuando buscamos Su perdón y nos acercamos (1 Juan 1:9; Santiago 4:8). Si nos acercamos ante el Señor como David cuando lloró amargamente después de su adulterio, como Pedro quien lloró amargamente después de haber negado a Jesús tres veces, o como Job que buscó el perdón de Dios en polvo y cenizas, entonces la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento (Filipenses 4:7) vendrá sobre nosotros, nos satisfará y nos dará nuevas fuerzas. Dios ciertamente regresará y nos sumergirá en Su océano de gozo, paz y satisfacción refrescante.
Copyright © 2019 por Samuel E. Seo. Este artículo es adaptado de una predicación en la Iglesia Gozo Eterno en el 2019.
A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas han sido tomadas de la versión LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA), Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.lbla.com.