¿SOY REALMENTE UN CRISTIANO MADURO?
Tu madurez espiritual se mide principalmente por tu carácter semejante al de Cristo.
1 Así que yo, hermanos, no pude hablarles como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo.
2 Les di a beber leche, no alimento sólido, porque todavía no podían recibirlo. En verdad, ni aun ahora pueden, 3 porque todavía son carnales. Pues habiendo celos y discusiones entre ustedes, ¿no son carnales y andan como hombres del mundo?
— 1 Corintios 3:1-3 (NBLA)
Samuel E. Seo, Th. M. | 12 de abril 2023
Cuatro malentendidos sobre la madurez cristiana
Evaluar nuestra condición espiritual es más difícil de lo que pensamos. Les comparto cuatro ejemplos. Primero, es fácil pensar que la madurez espiritual tiene que ver con el alto nivel de conocimiento de la Escritura. Sin embargo, cuando vemos a personas como Nicodemo en Juan 3 y a los fariseos con mucho conocimiento de la Escritura que fueron criticados fuertemente por Jesús, podemos concluir lo siguiente: no todos los que conocen la Escritura son cristianos maduros.
Segundo, es fácil pensar que la madurez espiritual se ve a través de la cantidad de dinero, tiempo y energía dedicados para la iglesia. Sin embargo, cuando vemos la historia de la ofrenda de la viuda en Marcos 12:41-44, quien ofreció mucho menos que los ricos, y las palabras encomiables de Jesús hacia la viuda, podemos concluir lo siguiente: no todos los que ofrecen grandemente su dinero, tiempo y energía para la iglesia son cristianos maduros.
Tercero, es fácil pensar que la madurez espiritual se puede determinar por la alta posición de liderazgo en la iglesia. Sin embargo, cuando observamos el criticismo de Jesús contra los fariseos en Lucas 11:43, que les encantaba los asientos de honor en las sinagogas, podemos concluir lo siguiente: no todos los que tienen posiciones de liderazgo son cristianos maduros.
Cuarto, el cual probablemente es el más confuso de todos, es que es fácil pensar que la madurez espiritual es determinada por las experiencias y los dones espirituales. Cuando un cristiano tiene sueños proféticos, experimenta visiones reveladoras o descubre sus dones espirituales, estos crean una percepción de madurez espiritual. Sin embargo, en 1 Corintios 3:1-3, Pablo dijo a los miembros de la iglesia de Corinto que ellos todavía eran bebés en Cristo a pesar de que ya estaban experimentando los dones del Espíritu Santo (1 Cor. 1:7—Ahora tienen todos los dones espirituales que necesitan mientras esperan con anhelo el regreso de nuestro Señor Jesucristo [NTV]).
¿Por qué eran todavía bebés en Cristo? Pablo explica en el versículo 3: porque todavía están bajo el control de su naturaleza pecaminosa. Tienen celos unos de otros y se pelean entre sí. ¿Acaso eso no demuestra que los controla su naturaleza pecaminosa? ¿No viven como la gente del mundo? (NBLA). A pesar de que les fueron otorgados varios tipos de los dones espirituales, eran inmaduros porque estaban en constante conflicto. En palabras simples, ellos fallaban en amarse los unos a los otros. Esto nos ayuda a concluir lo siguiente: no todos los que tienen dones espirituales son cristianos maduros (cf. Mateo 7:21-22).
El amor de Cristo es el estándar de madurez cristiana
Esto explica porque más adelante en 1 Corintios 13:1-3, Pablo dice: Si yo pudiera hablar todos los idiomas del mundo y de los ángeles pero no amara a los demás, yo sólo sería un metal ruidoso o un címbalo que resuena. Si tuviera el don de profecía y entendiera todos los planes secretos de Dios y contara con todo el conocimiento, y si tuviera una fe que me hiciera capaz de mover montañas, pero no amara a otros, yo no sería nada. Si diera todo lo que tengo a los pobres y hasta sacrificara mi cuerpo, podría jactarme de eso; pero si no amara a los demás, no habría logrado nada (NTV).
Entonces, la madurez espiritual no es simplemente determinada por el conocimiento bíblico, la dedicación del tiempo y posesiones, las responsabilidades de liderazgo en la iglesia, o los dones del Espíritu. La madurez espiritual es principalmente determinada por el carácter de amor sacrificial de Cristo manifestado en sí mismo. El cristiano maduro es paciente y bondadoso. No es celoso ni fanfarrón ni orgulloso ni ofensivo. No exige que las cosas se hagan a su manera. No se irrita ni lleva un registro de las ofensas recibidas. No se alegra de la injusticia sino que se alegra cuando la verdad triunfa. El amor nunca se da por vencido, jamás pierde la fe, siempre tiene esperanzas y se mantiene firme en toda circunstancia (1 Corintios 13:4-7, NTV). En esencia, la madurez espiritual se mide por el carácter que alguien tiene semejante al de Cristo.
Conclusión
¿Eres un cristiano maduro? Esta pregunta puede responderse contestando una pregunta diferente: ¿Tienes el carácter de Cristo? ¿Vives mostrando el amor sacrificial de Cristo hacia tus hermanos y hermanas en Cristo? Hay una razón por la que el Nuevo Mandamiento que Jesús dio a Sus discípulos en Juan 13:34 se centra en el amor. Jesús dice: Un mandamiento nuevo les doy: “que se amen los unos a los otros”; que como Yo los he amado, así también se amen los unos a los otros (NBLA; cf. 1 Juan 4:8, 16). Lucha para ser una encarnación del amor sacrificial de Dios que bendice a los hermanos y hermanas en Cristo, porque esto es la evidencia superior de un cristiano maduro.
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